Estados Unidos espía a cárteles mexicanos con drones de vigilancia militar.

En un esfuerzo por combatir el narcotráfico, el gobierno de Estados Unidos ha intensificado su espionaje sobre los cárteles mexicanos mediante el uso de drones de alta tecnología. De acuerdo con informes recientes, estas aeronaves no tripuladas han sido desplegadas en zonas estratégicas de México para recopilar información sobre las operaciones de los grupos criminales.

Los drones utilizados en estas misiones incluyen modelos como el MQ-9 y el RQ-4 Global Hawk, aeronaves diseñadas para vigilancia y reconocimiento de largo alcance. Estos han sido empleados en operaciones contra presuntos terroristas en Siria, Irak y Somalia.

Estos drones están equipados con cámaras de alta resolución, sensores térmicos y radares avanzados que permiten rastrear movimientos en tiempo real, identificar rutas de tráfico de drogas y ubicar campamentos clandestinos. Además, cuentan con tecnología de interceptación de comunicaciones para escuchar conversaciones y obtener datos clave sobre las operaciones de los cárteles.

Aunque el MQ-9 Reaper puede ser armado con misiles aire-tierra y bombas guiadas de precisión, hasta ahora no hay evidencia de que Estados Unidos los haya utilizado en México con fines ofensivos. Su uso, según fuentes de seguridad, se ha limitado a tareas de vigilancia y recopilación de inteligencia.

El uso de estos drones en territorio mexicano ha generado controversia, pues plantea cuestionamientos sobre la soberanía nacional y el alcance de la cooperación entre ambos países en materia de seguridad. A pesar de la falta de confirmación oficial, diversas fuentes indican que estos operativos han sido llevados a cabo con conocimiento y colaboración de algunas autoridades mexicanas.

El espionaje con drones refleja la intensa presión del gobierno de Trump en su lucha contra los cárteles mexicanos, a los que considera organizaciones terroristas y enemigos de Estados Unidos.