Familias irrumpen en rancho Izaguirre en busca de respuestas sobre desaparecidos
Decenas de personas ingresaron por la fuerza al rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, un sitio donde el pasado 5 de marzo se encontraron restos humanos y cientos de prendas que podrían pertenecer a víctimas de desaparición forzada. Según colectivos de búsqueda, el lugar funcionaba como un campo de adiestramiento del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
El Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo (CEPAD) responsabilizó a las autoridades por la falta de organización en la visita al rancho, lo que llevó a que las familias rompieran los filtros de seguridad para entrar. La organización hizo un llamado para que el gobierno sea más sensible con quienes buscan a sus seres queridos.
Las personas buscadoras denunciaron que las condiciones impuestas por las autoridades fueron insuficientes. Solo se les permitió estar 15 minutos en el lugar y no pudieron ingresar a la zona de dormitorios, donde se hallaron más de 400 prendas, incluyendo ropa y calzado que podrían pertenecer a víctimas.
Patricia Sotero, integrante del colectivo Huellas de Amor, criticó la restricción y aseguró que «esto es una burla para nosotros como madres». También señaló que la forma en que se organizó la visita convirtió el sitio en un «museo del dolor».
Tras su ingreso, los buscadores encontraron señales sospechosas, como un piso hueco, lo que aumentó su desconfianza hacia las autoridades. Al salir, expresaron su frustración, asegurando que el gobierno no les permitió acceder a información clave para encontrar a sus familiares desaparecidos.
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