Trump y Putin se reúnen en Alaska en una cumbre clave que podría redefinir la guerra en Ucrania
El presidente de Estados Unidos Donald Trump y el presidente ruso Vladimir Putin se encontraron hoy en la base militar Joint Base Elmendorf-Richardson, en la ciudad de Anchorage, en una cumbre considerada de alto riesgo y crucial para el futuro del conflicto en Ucrania y la seguridad global. La reunión marca el primer encuentro presencial entre ambos líderes en suelo estadounidense desde 2007.
Trump se ha presentado como el mediador capaz de poner fin a la guerra, recordando sus promesas de detener el conflicto durante su campaña. El encuentro, que durará entre seis y siete horas, es catalogado como una «sesión de escucha» más que una negociación formal. Aún así, Trump afirmó que sabrá en pocos minutos si la cumbre avanza o fracasa: “Si es mala, terminará muy rápido. Si es buena, obtendremos paz pronto”.
La cumbre excluyó a mandatarios clave como el ucraniano Volodymyr Zelenskyy y líderes europeos, lo que generó inquietud sobre un posible acuerdo unilateral favorable solo a Moscú. Trump insinúa que podría organizar una segunda reunión que sí incluya a Zelenskyy y a otros aliados.
De acuerdo con funcionarios del gobierno estadounidense, Trump estaría dispuesto a considerar garantías de seguridad para Ucrania fuera del marco de la OTAN, aunque enfatizó que cualquier asunto territorial dependerá exclusivamente de la nación ucraniana.
Por su parte, analistas advierten que Putin podría sacar ventaja diplomática en esta mesa redonda. Un antiguo oficial del KGB, cercano al líder ruso, indicó que Putin ya sale victorioso solo por lograr legitimación al sentarse con Trump en territorio estadounidense. Incluso se ha planteado que Estados Unidos, China e Irán observan de cerca el resultado, pues podría mostrar si Trump mantiene su fuerza o cede ante las maniobras de Moscú.
La elección de Alaska, territorio comprado a Rusia en 1867 y límite con el antiguo bloque soviético, añade carga simbólica al encuentro. Esta base militar fue clave durante la Guerra Fría y hoy sigue siendo un pilar defensivo frente a la región Ártica.
Pese al optimismo de Trump sobre un posible acuerdo o al menos definitivas señales diplomáticas, el ambiente es de cautela ante un posible fracaso o un pacto parcial que ignore las preocupaciones de Ucrania y sus aliados. La cumbre podría servir tanto para desescalar como para endurecer posturas internacionales.
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