EE. UU. refuerza cerco militar contra Maduro con tres destructores en el Caribe.
Estados Unidos ordenó el despliegue de tres destructores equipados con sistemas de misiles Aegis: es el USS Gravely, el USS Jason Dunham y el USS Sampson, junto con aproximadamente 4,000 soldados, en aguas del Caribe cercanas a la costa venezolana. La operación se enmarca en una estrategia más amplia para combatir el narcotráfico en América Latina, con énfasis en el flujo de fentanilo hacia territorio estadounidense.
Estos navíos de guerra están diseñados para operar durante varios meses en aguas internacionales, recabando inteligencia y preparados para lanzar ataques selectivos si así se determina. También se espera que estén acompañados por aviones de reconocimiento P-8 y submarinos de ataque para ampliar la capacidad operativa de la misión.
La Casa Blanca justificó esta medida al denunciar al régimen de Nicolás Maduro como un «cartel narcoterrorista» liderado por un fugitivo, y elevó la recompensa por su captura a 50 millones de dólares. El gobierno estadounidense argumenta que Maduro está involucrado en redes de narcotráfico que impactan negativamente en la seguridad de EE. UU.
En respuesta, el presidente venezolano Nicolás Maduro criticó el despliegue como una amenaza a la paz regional y activó la movilización de 4.5 millones de miembros de la Milicia Nacional como parte de un “plan especial de seguridad”. El gobierno venezolano también prohibió el uso de drones en su espacio aéreo y confiscó bienes vinculados al mandatario por un valor aproximado de 700 millones de dólares.
Este movimiento representa un endurecimiento notable en la política de EE. UU. contra los regímenes latinoamericanos señalados por su involucramiento en el crimen organizado, en un entorno regional marcado por tensión diplomática y militar.
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