¿Qué pasa cuando muere un Papa? El ritual centenario que elige al nuevo líder de la Iglesia Católica
Tras el fallecimiento del Papa Francisco, se ha activado un protocolo lleno de tradiciones que datan de siglos atrás. Este proceso, conocido como “sede vacante”, marca el periodo en el que la Iglesia Católica queda sin un líder y comienza la búsqueda de un nuevo Papa para guiar a los más de 1,300 millones de católicos en el mundo.
¿Quién toma el mando mientras no hay Papa?
Durante este tiempo, el encargado de mantener el orden en el Vaticano es el camarlengo, un cargo principalmente simbólico pero clave en estos momentos. Actualmente lo ocupa el cardenal Kevin Farrell, de origen irlandés y nacionalidad estadounidense. Él debe certificar oficialmente la muerte del pontífice, cerrar su apartamento y encargarse de los asuntos administrativos hasta que se elija a su sucesor.
El ritual del adiós
Después del fallecimiento del Papa, se sigue una serie de pasos bien definidos:
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Confirmación de la muerte.
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Traslado del cuerpo a la Basílica de San Pedro para que los fieles lo despidan.
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Misa fúnebre y entierro, que debe realizarse entre 4 y 6 días después de la muerte.
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Nueve días de luto conocidos como “novendiali”.
¿Cómo se elige a un nuevo Papa?
La elección se lleva a cabo en un evento llamado cónclave, realizado en completo secreto dentro de la Capilla Sixtina. Solo pueden votar los cardenales menores de 80 años; actualmente hay unos 136 con derecho a voto, aunque el número puede variar.
El cónclave inicia entre 15 y 20 días después de la muerte del Papa, para dar tiempo a que lleguen todos los cardenales a Roma. Antes del inicio, los cardenales mayores de 80 años, aunque no pueden votar, pueden participar en reuniones donde se debaten los retos de la Iglesia.
El voto es sagrado… y secreto
Durante el cónclave, los cardenales votan dos veces por la mañana y dos por la tarde. Cada uno escribe el nombre de su elegido en una papeleta que dice “Elijo como sumo pontífice”, y la deposita solemnemente, declarando que su elección está guiada por Dios.
Para que alguien sea elegido Papa, necesita al menos dos tercios de los votos. Si nadie los alcanza, se realiza otra ronda. Las papeletas se perforan con aguja e hilo y luego se queman. El humo que sale por la chimenea de la Capilla Sixtina indica si ya hay nuevo Papa:
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Humo negro: no hay acuerdo.
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Humo blanco y repique de campanas: ¡tenemos Papa!
Los químicos añadidos a la quema garantizan que el color del humo sea claro y no haya confusión.
¿Y el secreto?
Todo lo que ocurre dentro del cónclave debe mantenerse en estricto secreto. Quienes revelen información pueden ser excomulgados de forma automática. Esta medida se endureció con el Papa Benedicto XVI, quien además eliminó la posibilidad de que se elija un Papa por mayoría simple. Desde entonces, siempre se exige una mayoría de dos tercios, sin importar cuántas votaciones se necesiten.
El gran anuncio
Cuando un cardenal es elegido y acepta el cargo, se anuncia al mundo desde el balcón del Vaticano con la famosa frase en latín: “¡Habemus Papam!” (¡Tenemos Papa!). Luego, el nuevo líder de la Iglesia aparece para dar su primera bendición a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro y al mundo entero.
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