EEUU bombardea instalaciones de fuerzas pro Irán, deja al menos 8 muertos.
Joe Biden ha ordenado esta madrugada su segundo bombardeo contra milicias chiítas desde que es Presidente. Una flota de F-16s y F15Es de la Fuerza Aérea estadounidense ha golpeado tres posiciones en la frontera sirio-iraquí, dos instalaciones en Siria y una en Irak- que albergaban arsenales y centros logísticos para dos fuerzas leales a Teherán que operan en ambos países.
Con este ataque, EEUU pretende mandar un mensaje a Irán en plenas negociaciones para revivir el acuerdo nuclear.
Estos bombardeos, cuyo número de víctimas mortales no se ha anunciado, contra las milicias de Kata’ib Hezbollah y Kata’ib Sayyid al-Shuahada se dan poco después de una oleada de al menos cinco ataques de estas fuerzas contra posiciones de EEUU en Irak. En este segundo caso no produjeron daños humanos, pero sí dieron testimonio de un creciente uso de tecnología avanzada, en especial drones suicida presuntamente proporcionados por Irán.
Este mismo sábado, un enjambre de cuatro naves cargadas de explosivos había atacado una zona residencial próxima a las obras del nuevo consulado de EEUU en Erbil, en el norte de Irak. Entre las instalaciones golpeadas anteriormente había bases iraquíes usadas por la CIA y por las Fuerzas Especiales de EEUU. Su alta precisión es lo que había comenzado a preocupar a los norteamericanos, que plantearon a Biden la necesidad de responder de forma similar, pero evitando una indeseada escalada.
Han pasado diez días desde la victoria presidencial del candidato iraní de línea dura Ibrahim Raisi. Sus partidarios defienden las acciones de la Fuerza Quds el ala de operaciones exteriores de la Guardia Revolucionaria para confrontar los intereses de Estados Unidos en toda la región. En el caso de Irak, especialmente, el objetivo es lograr el repliegue de tropas estadounidenses, que Donald Trump aprobó pero Biden, a diferencia de Afganistán, no parece estar dispuesto a llevar adelante.
Con una Fuerza Aérea endeble por años de sanciones, Irán ha confiado en otras tecnologías de tipo militar para compensar tales flaquezas. Junto con los misiles balísticos, drones cada vez más sofisticados, producidos en parte gracias a la ingeniería inversa de naves espía capturadas sobre el cielo iraní, integran los arsenales iraníes y, por extensión, de las fuerzas pro Irán en la región. Este domingo, una de estas milicias exhibió un don Mohjer-6 producido por Teherán durante un desfile militar en Irak.
En el mismo día, el general Husein Salami, máximo mando operativo en la Guardia Revolucionaria, se jactó en un discurso televisivo de que “tenemos drones que pueden volar 7.000 Km sin piloto y aterrizar en el punto de partida o en cualquier otro”. No detalló de qué modelo hablaba. Hasta la fecha, el más potente anunciado es el Gaza, capaz de lanzar misiones de ataque de 2.000 Km. Por otra parte, los drones suicida, más pequeños pero diseñados para estallar contra objetivos, han ganado en precisión.
Todo esto ocurre mientras las negociaciones de Viena, lanzadas para que EEUU regresara al acuerdo atómico del que se retiró, levantara las sanciones, e Irán diese marcha atrás en sus medidas nucleares en respuesta, siguen sin llegar a una conclusión definitiva. El mayor obstáculo surgido en las últimas horas ha sido la conclusión del acuerdo provisional que Irán había firmado con los observadores nucleares de la OIEA para permitir el monitoreo de sus instalaciones.
El domingo, el portavoz parlamentario, Mohammad Baghir Ghalibaf, anunció que el permiso de grabación de sus sitios nucleares para entregar esas cintas a la OIEA en el futuro, de alcanzarse un acuerdo en Viena para revivir el pacto atómico, “se había acabado…toda información grabada nunca será entregada a la OIEA, y los datos e imágenes quedarán en posesión de Irán”. Washington lamentó la situación, que se teme que socave la difícil negociación de Viena.
Aunque las partes siguen dispuestas a negociar y han reconocido avances en el diálogo, la profunda desconfianza hace mella. Junto con la exigencia de levantar todas las sanciones de la era Trump, nucleares y no nucleares, Teherán ha exigido a EEUU garantías de que, en el futuro, otro Presidente distinto de Biden no podrá de nuevo tirar por la borda el acuerdo nuclear. Por otra parte, ha habido divergencias sobre cómo orquestar la marcha atrás de unos y otros para volver al marco del acuerdo.
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