Varios países ponen en duda la legitimidad de las elecciones en Venezuela
El lunes, la capital de Venezuela amaneció con una tensa calma después de que tanto el presidente Nicolás Maduro como la oposición se declararan vencedores en las elecciones presidenciales del domingo. Este escenario anticipa un enfrentamiento político en el país.
El Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado por el oficialismo, anunció que Maduro ganó con el 51% de los votos, mientras que el candidato opositor, Edmundo González, obtuvo el 44%. Sin embargo, varios países, incluyendo Estados Unidos, se negaron a reconocer estos resultados.
El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, anunció en la red social X que su gobierno tomará medidas individuales y colectivas en las próximas horas, siguiendo las reglas interamericanas. Por otro lado, la cancillería de Ecuador criticó la falta de transparencia en las elecciones, afirmando que la ausencia de garantías deslegitima los resultados.
El canciller peruano, Javier González-Olaechea, también manifestó en X que se están coordinando acciones conjuntas con otros gobiernos de la región para asegurar que se respete la voluntad de los venezolanos. Además, anunció que el embajador peruano en Caracas dejará el país el lunes.
María Corina Machado, líder opositora, desconoció el triunfo de Maduro y afirmó que González es el nuevo presidente de Venezuela, asegurando que con el 40% de las actas, González tenía el 70% de los votos. Aunque la oposición prometió defender sus votos, González y sus aliados llamaron a mantener la calma y pidieron al gobierno evitar conflictos.
El lunes, el oeste de Caracas, normalmente bullicioso, parecía un día feriado, con varios comercios cerrados y calles vacías. Deyvid Cadenas, un joven de 28 años, expresó sentirse engañado por los resultados.
La oposición había depositado su esperanza en las urnas tras fracasar en tres intentos previos de derrocar a Maduro mediante manifestaciones. Las elecciones fueron de las más pacíficas en la historia reciente, reflejando la esperanza de evitar la violencia y poner fin a 25 años de gobierno de partido único.
Delsa Solórzano, representante opositora ante el CNE, denunció sin pruebas que el CNE había paralizado la transmisión de actas y retirado testigos en muchos centros de votación. Omar Barboza, secretario ejecutivo de la principal coalición opositora, aseguró que tenían actas oficiales del 30% de las mesas, pidiendo transparencia y reconocimiento de la voluntad popular.
Simpatizantes del oficialismo celebraron frente al palacio presidencial de Miraflores, mientras que el jefe de campaña de Maduro, confiado en la victoria, mostró optimismo antes de los anuncios oficiales del CNE.
El secretario estadounidense de Estado, Antony Blinken, expresó preocupaciones sobre la validez de los resultados. El presidente chileno, Gabriel Boric, exigió transparencia total y la participación de observadores internacionales. Boric anticipó que Chile no reconocerá resultados no verificables.
En respuesta a las críticas, Maduro desafió desde el palacio presidencial, mientras que el presidente argentino, Javier Milei, también mostró escepticismo.
En la última década, Venezuela ha enfrentado una crisis social y económica que ha llevado a millones de venezolanos a emigrar. Aunque la situación ha mejorado, la gente aún lucha por cubrir sus necesidades. La mala gestión y corrupción en la industria petrolera, junto con sanciones internacionales, han afectado la producción de crudo, a pesar de tener las mayores reservas del mundo.
Maduro enfrentaba el mayor desafío electoral desde 1999, con una oposición fortalecida por el descontento social y económico. La inhabilitación de María Corina Machado como candidata de unidad fue un obstáculo importante, pero apoyó a González, quien finalmente fue el candidato del bloque opositor.
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