Visita del vicepresidente de Estados Unidos a Groenlandia provoca fuerte reacción internacional
La reciente visita del vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, a Groenlandia ha generado una fuerte reacción internacional. Aunque el viaje no estaba programado oficialmente, la presencia del alto funcionario junto a miembros clave del gobierno estadounidense ha dejado en claro el renovado interés de la administración Trump por la isla.
Groenlandia, un territorio autónomo bajo la corona de Dinamarca, ha sido vista por Estados Unidos como un punto estratégico en el Atlántico Norte. En el pasado, el expresidente Donald Trump ya había manifestado su deseo de adquirir la isla, afirmando que «no podemos vivir sin Groenlandia». Ahora, la visita sin invitación de Vance ha reavivado el debate sobre los intereses estadounidenses en la región.
El vicepresidente viajó acompañado del asesor de Seguridad Nacional, Michael Waltz, y el secretario de Energía, Chris Wright. La visita coincidió con un evento deportivo que iba a disfrutar su esposa, Usha Vance: una carrera de trineos tirados por perros. Sin embargo, el verdadero foco del viaje parece haber sido otro.
Recursos estratégicos en la mira
Más allá de la seguridad regional, lo que hace que Groenlandia sea atractiva para Estados Unidos son sus abundantes recursos naturales. Según el Servicio Geológico de Dinamarca y Groenlandia, la isla posee seis millones de toneladas métricas de grafito natural, más de 36 millones de toneladas métricas de tierras raras, además de litio, cobre, molibdeno, niobio y titanio. Estos materiales son esenciales para la fabricación de tecnología avanzada y equipos de defensa.
El cambio climático también ha jugado un papel clave, pues el deshielo ha facilitado el acceso a estos recursos, despertando aún más el interés de potencias como Estados Unidos y China. La Unión Europea ha identificado 34 materias primas críticas para la industria tecnológica, de las cuales 27 están presentes en Groenlandia.
Tensión con Dinamarca y la OTAN
La visita de Vance a la Base Espacial de Pituffik, en el noroeste de Groenlandia, generó críticas por parte de Dinamarca. El ministro de Asuntos Exteriores danés cuestionó el verdadero propósito del viaje, señalando con ironía que esperaba que el vicepresidente estadounidense hubiera recibido información adecuada sobre la seguridad de la isla. Además, recordó que en 2004, Dinamarca y la Unión Europea reafirmaron su compromiso de garantizar la defensa de Groenlandia.
Expertos europeos advierten que cualquier intento de Estados Unidos por anexar Groenlandia podría provocar una crisis en la OTAN y abrir la puerta a que China haga lo mismo con Taiwán. Mientras tanto, el primer ministro de Groenlandia, Mute Gedege, dejó clara su postura: los recursos de la isla pueden comercializarse legalmente, pero no justifican una anexión del territorio.
La polémica visita de Vance pone en evidencia la creciente competencia global por los recursos estratégicos y el papel clave que Groenlandia jugará en el futuro geopolítico.
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