X, antes Twitter, se desploma a casi un año de la compra de Elon Musk
n octubre de 2022, Elon Musk, el magnate de fortuna incalculable, finalizó la adquisición de Twitter, una red social que en ese momento ya estaba completamente consolidada y compitiendo fuertemente por el título de la más popular junto a Facebook. Tras una serie de decisiones altamente polémicas, Musk señaló que la plataforma, ahora rebautizada como X, podría haber perdido hasta un 90% de su valor desde entonces.
Desde la polémica generada por el despido masivo de empleados de Twitter poco después de la compra, pasando por cambios en las políticas de uso, el cambio de denominación, y llegando a los escándalos en los que el propietario se vio envuelto, como la anunciada pero finalmente olvidada pelea en un ring con Mark Zuckerberg, la plataforma se ha transformado en un espacio que carece de seriedad, lo opuesto a lo que las empresas buscan cuando deciden dónde llevar a cabo sus campañas publicitarias.
Dada esta falta de coherencia, los anunciantes decidieron retirar su inversión de manera drástica. Las cifras muestran que, entre septiembre y octubre, cuando la compra estaba en proceso, los 10 principales anunciantes invirtieron un total de 71 millones de dólares en Twitter.
Según informó Bloomberg, para marzo ya se había registrado una caída del 89% en la inversión publicitaria, con solo 7.6 millones de dólares pagados por los mismos 10 anunciantes.
Esta caída no fue abrupta, ya que Elon Musk contribuyó a ella a partir de noviembre al tomar la polémica decisión de llevar a cabo despidos masivos en todos los niveles de la plataforma, desde ejecutivos hasta pasantes. Cerca de la mitad de la plantilla fue despedida el 4 de noviembre, lo que generó una demanda colectiva y una condena generalizada.
El mes de julio marcó otro golpe para una Twitter debilitada, ya que se realizaron modificaciones en las funciones y se limitaron para los usuarios que no tenían cuentas de pago (Twitter Blue). Los usuarios gratuitos experimentaron restricciones significativas en la interacción, como un límite en el número de tuits que podían ver y publicar por día.
Esto provocó una migración masiva de usuarios que abandonaron la red en busca de alternativas sin estas restricciones, siendo Bluesky la opción preferida por muchos. Sin embargo, la red no estaba preparada para gestionar tal éxodo de usuarios.
Mark Zuckerberg vio la mala publicidad que Twitter se estaba haciendo a sí misma como una oportunidad para lanzar su propia red social de publicaciones breves o microblogging llamada Threads, que atrajo a 100 millones de usuarios en menos de cinco días.
En medio de esta batalla, Musk y Zuckerberg fueron desafiados por la comunidad a enfrentarse en un combate cuerpo a cuerpo, pero esto tampoco llegó a ningún resultado. Mientras tanto, la antes poderosa Twitter continuó perdiendo credibilidad entre empresarios y anunciantes.
Cuando Musk finalizó la compra de Twitter, el precio se fijó en 44,000 millones de dólares, con alrededor de 13,000 millones obtenidos a través de un crédito bancario y el resto proporcionado en efectivo por Musk. Actualmente, según el cálculo del periodista Shawn Tully para Fortune y Yahoo Financiero, el valor de la empresa X no supera los 4,400 millones de dólares, lo que representa una décima parte de lo que Musk inicialmente pagó.
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