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INTERNACIONAL - 13 de junio de 2020

Los secretos detrás del “Matrimonio Arnolfini”

La obra Matrimonio Arnolfini, fue pintada en 1434 por el pintor flamenco Jan Van Eyck. Es un óleo que tiene una medida de 81,8 x 59,7 cm y que se encuentra actualmente en la National Gallery de Londres.

En el cuadro se ve al matrimonio Arnolfini, retratados en actitud seria, Giovanni Arnolfini se encuentra ricamente ataviado en color oscuro, con capa y amplio sombrero, su mano derecha, levantada, parece jurar o bendecir, mientras que con la izquierda sostiene a la de su esposa Giovanna Cenami, de igual manera ricamente vestida en color verde vivo, con velo blanco, muchas veces se ha hablado que en la imagen ella estaba embarazada, pero nunca se ha confirmado.

Fue pintado en un momento muy especial del siglo XV, donde los pintores eran antiguos y modernos al mismo tiempo, parecía que sus manos eran aún góticas, pero sus ojos ya eran renacentistas.

El Matrimonio Arnolfini es un perfecto ejemplo del nivel que había alcanzado su autor Jan Van Eyck con la pintura al óleo: los pliegues de las ropas, los detalles del candelabro, la talla de los muebles, que dan pie a que haya sido una de las obras más estudiadas de la historia, más sin embargo, todavía no está claro su significado.

El prestigioso historiador del arte Erwin Panofsky sostenía que representaba el enlace entre Giovanni Arnolfini y su esposa Giovanna Cenami. El sacerdote y el testigo indispensables para celebrar la ceremonia deberían aparecer en el espejo, pero no es así.

Comencemos por decir que el espejo que van Eyck pintó difiere un tanto de la idea originaria que tenía. La reflectografía infrarroja permite saber que en una primera instancia el artista dibujó un espejo ligeramente más grande, por lo menos en cuanto al marco se refiere. Gracias a esta técnica analítica podemos contemplar la silueta del aspecto que pudo haber tenido. La parte más interesante del espejo es su reflejo. Gracias a ese recurso Van Eyck introdujo en la pintura a otros dos personajes que se encuentran fuera de la escena principal.

Pero a esto hay que añadir otros elementos que están en el cuadro: como los zapatos en el suelo, las frutas en uno de los muebles, la luz que parece teñida por esas frutas, como si fuera otro reflejo. Pero ese espejo es la parte  más misteriosa del cuadro, aquella que Van Eyck pintó con tanta precisión y detalle, 222 años antes que Diego Velázquez y sus Meninas.

Esta obra esconde significados en cada uno de sus elementos, como las naranjas en la ventana que podrían representar la alusión al fruto del pecado, el perro que representa la fidelidad, el protagonismo de la cama que refleja un enlace matrimonial, la única vela en el candelabro superior que indica a un Cristo omnividente; y así cada parte de esta maravillosa obra, desenvuelve una trama de significados increíbles para su época.

Toda obra de arte tiene su mensaje, aquello que su creador intenta transmitir a todo aquel que la admire. Pero en algunas ocasiones, esta intención llega tan lejos que cada pequeño elemento de una composición tiene un significado distinto y oculto.

 

 

 

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